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Koi, la puma patagónica que sorprendió a la ciencia: recorrió 400 kilómetros y volvió a su hábitat

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mayo 15, 2025

Koi, una puma silvestre monitoreada con tecnología satelital, recorrió más de 400 kilómetros desde la precordillera santacruceña hasta la costa atlántica y regresó. El inusual trayecto de ida y vuelta en 51 días dejó perplejos a los investigadores del Parque Patagonia y aporta información clave sobre la especie en la región.

El caso de Koi se transformó en un hito dentro del programa de monitoreo que desde 2018 lleva adelante la organización Rewilding Argentina en el Parque Patagonia, Santa Cruz. Este ejemplar hembra fue capturado para la colocación de un collar satelital, herramienta que permite estudiar sus movimientos, hábitos y patrones de comportamiento. Tras ser liberada, Koi protagonizó una travesía inédita: caminó más de 400 kilómetros atravesando campos fiscales y privados, rutas y zonas productivas, hasta llegar al mar. Luego, en un giro aún más sorprendente, emprendió el regreso hasta su territorio original en la meseta del noroeste de la provincia.

“Fue una sorpresa total. Un movimiento de esa magnitud no es común, y mucho menos en un ejemplar adulto”, explicó José, integrante del equipo de conservación que la monitorea. “Los pumas suelen dispersarse en su juventud, pero Koi ya tenía su área de acción establecida. Su decisión de ir al mar y volver es algo que todavía estamos tratando de entender”, detalló.

Desde su regreso, Koi continúa siendo seguida de cerca mediante el collar GPS, que envía una ubicación cada tres horas, permitiendo reconstruir con precisión sus recorridos. Según los especialistas, esta información es crucial para evaluar el rol del puma como depredador tope en los ecosistemas patagónicos.

“La coexistencia con las actividades humanas es clave para que el puma siga presente”, sostuvo la bióloga Mariana Aguas. Y agregó: “Conocer sus patrones de movimiento, su comportamiento reproductivo, las causas de mortalidad y el uso que hacen del territorio nos ayuda a diseñar estrategias de conservación más ajustadas al contexto de la estepa”.

El seguimiento de Koi se enmarca dentro de un plan integral de monitoreo que combina collares GPS y VHF en adultos, collares livianos en crías que se desprenden solos con el crecimiento, caravanas solares en juveniles, y cámaras trampa dispuestas en zonas estratégicas. Hasta el momento, se han monitoreado 32 ejemplares adultos. Las hembras presentan áreas de acción promedio de más de 36.000 hectáreas, mientras que los machos superan las 113.000, en muchos casos por fuera de los límites de las áreas protegidas.

“Conservar una especie como esta no se trata solo de protegerla dentro de un parque, sino de garantizar que pueda existir en el paisaje completo”, afirmó José.

El trayecto de Koi, más allá del impacto anecdótico, permite dimensionar la magnitud del territorio que requiere un gran felino para desarrollarse en libertad, y refuerza la necesidad de repensar las estrategias de conservación en un contexto donde los límites geográficos no siempre coinciden con los límites ecológicos.

Koi no solo se convirtió en un símbolo del espíritu libre y explorador de su especie, sino en un eslabón esencial para comprender la ecología del puma en la Patagonia.

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