
Las tortillas adictivas que levantan el ánimo en Caleta Olivia
En una fresca mañana caletense, entre el ir y venir de los vecinos, la sonrisa de Luciana y la chispa de su hijo Luca se roban todas las miradas. Madre e hijo salen a pelearla cada día ofreciendo sus “tortillas adictivas”, como ellos las llaman, una receta sencilla hecha con amor que ya se volvió tradición en la calle España, detrás del Carrefour.
Luciana, con la firmeza de quien no baja los brazos, lo resume con claridad: “Cuesta, porque nada es fácil, pero acá estamos firmes, más que nada por nuestros hijos. Uno le tiene que poner ganas, porque si estamos en este mundo es para ser ejemplo y dejarle algo bueno a los que vienen”.
Mientras su mamá atiende a los clientes, Luca pone el toque especial: versos improvisados de rap que logran arrancar sonrisas incluso a los transeúntes que no compran. “A veces los hijos sorprenden y levantan a una madre cuando decae. La chispa que tiene él es impresionante. La gente pasa, lo saluda, le pide una rima, y él canta y contagia alegría”, cuenta Luciana, orgullosa.
De lunes a viernes, desde temprano, la familia ofrece sus tortillas por $3.500. Es su único ingreso, y cada venta es fruto de esfuerzo y dedicación. Además, tienen planes de ampliar la propuesta: “Queremos sumar cositas dulces y, para el verano, ensaladitas de frutas. Todo hecho a mano, con amor y con la pasión de ser argentinos”, asegura Luciana.
El cierre, como no podía ser de otra manera, llegó con el rap de Luca, que entre rima y rima dejó un mensaje de esperanza: “Ahora estamos vendiendo tortillas con toda la pasión, y la gente me saluda porque sabe que soy un joven con todo el honor… capaz que no tengo todo el talento, ya lo sé, pero la gente sabe a quién le meto ganas, y voy a seguir así hasta que se pueda dar”.
Con frío, calor o viento, ahí están Luciana y Luca, sosteniendo a la familia con trabajo honesto y alegría. Un ejemplo cotidiano que, entre tortillas y rimas, recuerda que salir adelante es posible cuando se le pone corazón.