“No la pueden dejar en la calle”: angustia por desalojo de una mujer con problemas de salud
Un procedimiento de desalojo ordenado por la Justicia tuvo lugar esta mañana en la planta baja de la escalera 47 del Bario 2 de Abril en Caleta Olivia, donde vive desde hace cuatro años una mujer de 56 años con severos problemas de salud. La situación generó un fuerte reclamo por parte de su hija, Gisela Maldonado, quien pidió públicamente una prórroga para poder reubicar a su madre, que padece cáncer, diabetes y otras afecciones médicas, y convive con su madre de edad avanzada y dos menores. La familia asegura que la vivienda en cuestión estaba deshabitada y en condiciones precarias cuando la mujer ingresó. “Cuando mi mamá ingresó, el departamento estaba totalmente destruido. No tenía ni un inodoro, ni una canilla, ni un portafocos. No tenía rejas, nada. Mi mamá lo levantó”, expresó Maldonado en diálogo con InfoCaleta.
El conflicto surge a raíz del reclamo de la titular del inmueble, quien inició acciones legales para recuperar el uso de la propiedad. La familia, sin embargo, sostiene que no se niega a entregar el lugar, pero solicita un plazo para encontrar una vivienda alternativa. “No queremos quedarnos con la casa. Solo pedimos tiempo. Mi mamá incluso viajó a Gallegos para averiguar el estado legal del inmueble”, sostuvo la entrevistada.
Gisela explicó que su madre cobra una pensión no contributiva y que resulta imposible afrontar los precios actuales del mercado inmobiliario. “Hoy un alquiler está entre 400 y 500 mil pesos. ¿Cómo hacemos?”, lamentó.
Además, denunció una situación de violencia previa: “Una nieta de la propietaria vino a amenazarnos con armas. No lo dijimos porque no queremos más problemas.”
El procedimiento judicial contó con la presencia de efectivos de la Policía de Santa Cruz, que al momento del móvil permanecían dentro del domicilio. “La policía dijo que a las 9 ya tenía que estar fuera. Pero no podemos dejarla en la calle”, advirtió la hija de la mujer desalojada.
Mientras se realizaba el retiro de pertenencias, la familia seguía a la espera de alguna intervención institucional que permita postergar la salida definitiva del lugar. “Estamos apostados acá hasta que aparezca alguien. Solo pedimos un poco de tiempo”, cerró Gisela Maldonado, visiblemente afectada por la situación.
